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Nicholas Ridley, obispo y mártir, es un hombre cuyo nombre debería ser familiar para todos los eclesiásticos ingleses sinceros. En el noble ejército de reformadores ingleses, nadie merece un lugar más alto que Ridley. Junto con Cranmer, Latimer y Hooper, ocupa el primer rango entre los dignos de nuestra bendita Reforma, y ​​si lo miramos desde el punto de vista del mérito real, él es insuperable. Ridley nació alrededor del año 1500, en Willymontswick, en Northumberland, no lejos de la frontera escocesa. Su primera educación la recibió en una escuela en Newcastle-on-Tyne, y en el año 1518 fue trasladado a Pembroke College, Cambridge. Aquí pronto se distinguió como un estudiante de diligencia y habilidad poco comunes, y rápidamente ascendió a una posición destacada en la Universidad. Se convirtió en miembro del Pembroke en 1524, supervisor principal en 1533, capellán de la universidad y orador público en 1534 y maestro de Pembroke en 1540.

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¡Gracia y Paz del Señor!
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