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Libro de Homilías I - Thomas Cranmer

Considerando lo necesaria que es la Palabra de Dios, que es el único alimento del alma, y esa excelente luz por la que debemos caminar, en esta nuestra peregrinación más peligrosa, en todo momento conveniente debe ser predicada a la gente, para que todos puedan aprender su deber hacia Dios, su Príncipe y sus vecinos según la mente del Espíritu Santo, expresada en las Escrituras, y también para evitar las múltiples enormidades que hasta ahora por falsa doctrina se han infiltrado en la Iglesia de Dios, y como todos los que son nombrado Ministros, no tienen el don de predicar con la suficiencia necesaria como para instruir a la gente, que está comprometida con ellos, de lo cual pueden surgir grandes inconvenientes, y la ignorancia aún se mantiene, si no se encuentra y se proporciona rápidamente un remedio honesto previsto para ello.

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¡Gracia y Paz del Señor!
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