Hay diferentes puntos de vista con respecto al principio de diezmar nuestros ingresos a la iglesia. La confusión sobre la ley del Antiguo Testamento ha dejado dudas sobre cómo encaja el principio del diezmo en la actualidad, en las edades posteriores al trabajo final de nuestro Señor en la cruz.
Algunos ven en el acto de diezmar como un remanente del antiguo sistema levítico dado a los judíos por medio de Moisés, que fue eliminado en el cumplimiento del Nuevo Testamento. Algunos descartan esta práctica como “legalismo”. Pero esto no es un uso preciso del término. El legalismo es la confianza en nuestras obras para eliminar nuestra culpa, o mejorar nuestra comunión con nuestro creador. El legalismo no significa tener una gran consideración por los principios morales que Dios nos enseña a obedecer. El legalismo es condenado en la palabra de Dios, pero no todo lo que llaman “legalismo” está etiquetado de forma precisa. No es legalismo cuando queremos obedecer lo que Dios nos manda que hagamos en la adoración, la oración, el matrimonio, el respeto a la vida y la propiedad o cosas como estas. Lo mismo es cierto acerca de cómo Dios nos dirige en nuestro dar a la iglesia.
Un estudio razonable de las Escrituras es la única forma en que podemos obtener una comprensión más sólida de cómo debemos ver la práctica del diezmo en esta era de la iglesia.