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Antes de pasar a la declaración de los grandes y múltiples dones del Espíritu Santo con los que la iglesia de Dios ha sido cada vez más grandemente dotada, será necesario primero explicaros brevemente de qué manera esta fiesta de Pentecostés o Celebración del Espíritu Santo tuvo su primer comienzo. Por tanto, comprenderéis que la fiesta de Pentecostés siempre se celebraba el quincuagésimo día después de Pascua, una gran y solemne fiesta entre los judíos, en la que celebraban el memorial de su liberación de Egipto, y también el memorial de la publicación de la ley que les fue dada en el Monte Sinaí ese día.

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¡Gracia y Paz del Señor!
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