HOMILÍA SOBRE LA OBEDIENCIA

DIOS Todopoderoso ha creado y designado todas las cosas en el cielo, la tierra y las aguas, en un orden excelente y perfecto. En el cielo, Él ha designado órdenes y estados distintos y separados de Arcángeles y Ángeles. En la tierra, Él ha asignado y designado Reyes, Príncipes, con otros gobernantes bajo ellos, en todo el orden bueno y necesario. El agua de arriba se mantiene, y desciende a la buena tierra a su debido tiempo y temporada. El Sol, la Luna, las Estrellas, el Arco Iris, el Trueno, el Rayo, las Nubes, y todas las Aves del cielo, mantienen su orden. La Tierra, los Árboles, las Semillas, las Plantas, los Corazones, el trigo, la Hierba, y toda clase de Bestias se mantienen en orden: todas las partes de todo el año, como el Invierno, el Verano, los Meses, las Noches y los Días, continúan en su orden: todas las clases de Peces en el Mar, los Ríos, y las Aguas, con todas las Fuentes, los Manantiales, sí, los Mares mismos mantienen su curso y orden agradables: y el hombre mismo tiene todas sus partes, tanto por dentro como por fuera, como el alma, el corazón, la mente, la memoria, el entendimiento, la razón, el habla, con todos y cada uno de los miembros corporales de su cuerpo en un orden provechoso, necesario y agradable: cada grado de personas en su vocación, llamado y oficio, les ha asignado su deber y orden: Algunos son de alto grado, otros de bajo grado, algunos reyes y príncipes, otros inferiores y súbditos, sacerdotes y laicos, amos y siervos, padres e hijos, esposos y esposas, ricos y pobres, y todos tienen necesidad de los otros, de modo que en todas las cosas debe alabarse el buen orden de Dios, sin el cual ninguna casa, ninguna ciudad, ninguna comunidad puede continuar y perdurar. Porque donde no hay un orden correcto, reinan todos los abusos, la libertad carnal, la deformidad, el pecado y la confusión babilónica.