Si alguna vez la grandeza o excelencia de algún asunto, espiritual o temporal, ha despertado sus mentes para prestar oídos diligentes, buen pueblo cristiano y bien amado en nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no dudo que los tendré ahora en esta temporada como oyentes muy diligentes y listos del asunto que tengo en este momento para abrirles. Porque vengo a declarar ese gran y más confortable artículo de nuestra religión y fe cristianas, la resurrección de nuestro Señor Jesús.