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Los Salmos: el Divinamente autorizado y Exclusivo Manual de Alabanza por el Dr. W. I. Wishart no admite en su providencia discutir el gran principio confesional que consiste en afirmar que “la manera aceptable de adorar al Dios verdadero es instituida por Él mismo y solamente limitada por su propia voluntad revelada, de tal forma que no puede ser adorado de acuerdo con las imaginaciones y disposiciones de los hombres, o las sugestiones de Satanás, bajo ninguna representación visible, o de cualquier otra manera no prescrita en la Sagrada Escritura.” Pero una lectura del tema que será discutida sugiere de inmediato que la posición de la Iglesia Presbiteriana Unida tocante al tema de la alabanza se basa en este principio confesional. La cuestión vital que nos atañe, no es tanto entre himnos inspirados y no inspirados, como entre himnos autorizados y no autorizados. Si la posición de las Iglesias Reformadas que afirma que ningún modo de adoración es aceptable excepto lo que está prescrito en las Sagradas Escrituras, ya sea por mandato directo o por buena y necesaria inferencia de ellos es verdadera, entonces la cuestión de la autorización divina para los himnos que se utilizan en la alabanza formal de Dios se convierte en una cuestión de suma importancia. Cualesquiera que sean otras consideraciones que pueden influir en los hombres al seleccionar el sentimiento con el que se acercarán a Dios en alabanza, debe recordarse que la verdadera cuestión depende del asunto de la autoridad divina. La autorización es el punto estratégico de la colina en nuestra posición. Es nuestro privilegio en esta discusión asumir que el principio Confesional concerniente a la necesidad de la prescripción divina está establecido. Por lo tanto, sugerimos dos preguntas, esto respetando el principio de la alabanza en la adoración a Dios. Primero ¿Los Salmos están divinamente autorizados para ser utilizados como materia de alabanza en la adoración formal a Dios? Y segundo ¿Podemos reclamar tal autorización para las composiciones devocionales de los hombres no inspiradas? Mi posición afirma la primera y niega la segunda de estas preguntas. Es evidente que este documento no puede hacer más que dar un esquema o plan de estudios del argumento por el cual se mantendrán las posiciones recién mencionadas. El argumento detallado aparece en otros documentos. Por lo tanto, no se reclama originalidad por los hallazgos aquí anunciados. Este asunto ha sido sujeto de discusión tan frecuentemente y con tanta profundidad que se puede construir un debate sobre él hoy, pero aquí no queda nada más que un trabajo de compilación.

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¡Gracia y Paz del Señor!
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